miércoles, 15 de octubre de 2014

LA AYUDA DE CAMBO A FRANCO

De Francesc Cambó se ha dicho que fue el principal y más inteligente político español hasta la guerra civil; también que fue el mayor político catalán hasta el siglo XX.                                                           
De buscar la autonomía de Cataluña a buscar dinero para el Ejército español. Así se puede resumir, muy brevemente, la vida de Francesc Cambó, quien fuera fundador de la “Lliga Regionalista”.
Aunque en plena II República española, lo que hoy es ERC, gritaba la consigna de “Visca Macià! ¡Mori Cambó!”. Ahora imaginémonos algo: qué Cambó resucita!
Se encontrara a sus descendientes reclamando la independencia de Cataluña, juntos con los dirigentes y militantes de Esquerra Republicana, el mismo partido que en los años 30 no ocultaba su deseo de verle muerto.
Seguramente Cambó, volvería a hacer lo mismo que hizo en 1936: tratar de convencer a la burguesía catalana de que había que apoyar una solución de orden.
Cambó, como el resto de la burguesía de Barcelona, apoyó el pronunciamiento del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, en 1923, para acabar así con el “pistolerismo”.                                 
Tampoco le desagradó el advenimiento del régimen republicano, porque esperaban la concesión de una amplia autonomía. Pero, a medida que las huestes de Lluís Companys y, Josep Dencás se apoderaban de las calles y las urnas. Y la izquierda española se radicalizaba, los burgueses de la “Lliga Regionalista” se olvidaron de sus antojos catalanistas.
La sublevación militar contra el Gobierno del Frente Popular en julio de 1936, no le pilla desprevenido, ya que el político se encontraba a bordo de un crucero en su yate Catalonia en el mar Adriático, inmediatamente tomó partido por los generales rebeldes.                                                                       
¿Estaba Cambó al tanto de la conspiración? El ABC de Madrid, ocupado y controlado por la UGT, publicó el 31 de julio de 1936 un breve sin firma y de tono supuestamente irónico en el que se decía: “Días antes de producirse el movimiento faccioso, el secretario general de la Lliga trasladó a Londres algunas de las obras de arte de su propiedad, valoradas en siete milloncetes de pesetas. En seguida, Cambó se embarcó en su yate ‘Catalonia’, acompañado del consejero regidor del Ayuntamiento de Barcelona, Javier Calderó, y, según nuestros informes, deben estar en pleno Adriático”.
Uno de los estudiosos de la figura de Cambó, Borja de Riquer (hijo de un requeté catalán que prosperó en el franquismo), recuerda que Cambó respondía así a quienes le preguntaban qué hacer en la guerra: “Los que estén en edad militar, que se alisten; los que no, que den dinero”.
Dinero para "ajudar el triomf de l’exèrcit"
En la biografia de otro “regionalista” Ferran Valls i Taberner(Diputado de la “Lliga”) titulada: “Un politic per a la cultura catalana” (Ariel, Barcelona, 1970), el biógrafo da a conocer una carta que Cambó le envía el 15 de septiembre de 1936, en ella Cambó pide a Valls que busque dinero entre sus amistades catalanas, incluso divisas (francos, libras y liras), para "ajudar el triomf de l’exèrcit".
Cambó incluso señala objetivos, la familia Larrañaga, que vive en Montecarlo, con casi toda su fortuna fuera de España; le pregunta a Valls si la conoce y le pide que haga una gestión para que hagan "un donativo en relación con su fortuna". Indica que el dinero debe enviarse al embajador (de España en Francia) Dn. José Quiñones de León si se trataba de francos franceses; a este diplomático, representante oficioso de los nacionales en París, Cambó le había entregado ya 10.000 libras esterlinas. Y añade que si Valls consigue algún donativo se lo comunique para que él a su vez se lo diga "al Govern de Burgos".    
La carta contiene insultos a artistas como Pau Casals y  Lluís Millet, a los que califica de “exemples de covardia” por elogiar a los anarquistas de la FAI, que entonces mataban y saqueaban.                                                                                                                                             
Cambó era uno de los hombres más ricos de España y dio mucho dinero al bando  Nacional: montó un aparato de propaganda en Francia, organizó servicios de espionaje (para lo que contó con el periodista Josep Pla, el mejor escritor en lengua catalana del siglo XX) y hasta una red de sobornos para rescatar a amigos suyos presos en las cárceles de la Generalitat de Lluís Companys, de Esquerra Republicana (ERC), su gran enemigo en el catalanismo.
Fue Cambó quien organizó en Francia el más completo y eficaz sistema de apoyo político y cultural a la causa de Franco, a la que dedicó todas sus energías y una buena parte de sus grandes recursos económicos. Pagó con su gran fortuna el establecimiento en octubre de 1936 de una oficina de propaganda y prensa en París, cuyo presupuesto mensual se calculó en 140.000 francos, a fin de elaborar un boletín de información para contrarrestar el del Gobierno de Valencia y sus simpatizantes socialistas y comunistas. Ese boletín, que se enviaba a periodistas, intelectuales y políticos, tenía un tiraje de más de 70.000 ejemplares mensuales en 1938.
A éste se unió la revista quincenal Occident, en la que escribieron los más prestigiosos intelectuales españoles de la época, como los republicanos desencantados José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y Ramón Menéndez Pidal, junto con otros como Manuel Machado y Manuel de Falla.
Con ese dinero recaudado por Cambó se pagaron las armas y los soldadas del Ejército que el 26 de enero de 1939 entró en Barcelona (antes que en Madrid), sin que nadie le opusiese resistencia.
Ciertamente, no es mucha casualidad que Cambó pusiese mar de por medio poco antes de la sublevación. Lo cierto es que su exilio voluntario le salvo de una muerte segura en Cataluña.
El domicilio de Cambó fue saqueado por las turbas anarquistas, su mobiliario acabó arrojado a la calle y quemada su biblioteca.
Pese a su colaboración con el bando sublevado, Cambó jamás regresó a España una vez acabada la guerra, a diferencia de otro famoso financiero que entregó dinero a los nacionales, como fue Juan March.
Murió en Buenos Aires en 1947. La razón de este peculiar exilio la explica también Solé Tura: “Es cierto que entre algunos militares sublevados y  falangistas Cambó no gozó de mucho predicamento. Muchos de ellos desconfiaban de él porque lo conocían como un nacionalista catalán y lo veían como un oportunista”.
Incluso, se llegó a afirmar que el apoyo de Cambó a Franco contribuiría a reducir las represalias de éste contra Cataluña al terminar la guerra.                                                                                                             
Sea como fuere unos y otros coincidían en un mismo objetivo: “aplastar a la izquierda, como requisito indispensable para organizar el futuro de España”.
Curiosamente en 1997, en las conmemoraciones del cincuentenario del fallecimiento de Cambó, se ocultó por completo su colaboración con los militares sublevados en contra del Frente Popular
Y ahora los descendientes de Cambó, tanto ideológicos como familiares, están en la revolución, haciendo posible que Esquerra vuelva a ser el partido más votado de Cataluña.

Hay que se niegan a aprender historia.

Martin Nieto

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